Nuestro objetivo es acompañarlos en el descenso de peso, mediante la reeducación en relación con la alimentación, procurando cambios de hábitos, brindando información, herramientas y técnicas para arribar a un peso saludable y mantenerlo en el tiempo.

EL DORMIR POCO ENGORDA


¿SABIAS QUE DORMIR POCO ENGORDA?



Una buena noche de sueño puede hacer que te levantes positivo y optimista. Pero esto no es sólo una percepción basada en las sensaciones del momento. De hecho, los expertos consideran que dormir menos de 7 horas por noche puede tener consecuencias negativas para el organismo y el cerebro.

La falta de sueño puede producir sobrepeso y obesidad.

Esto ocurre porque dormir de manera insuficiente reduce el metabolismo entre un 8-10%, es decir que el cuerpo gastará menos energía que lo que gastaría si durmiera la cantidad de horas necesarias. Distintas investigaciones científicas han observado, además, que las personas que duermen menos horas parecen preferir los alimentos que contienen más calorías y carbohidratos, con lo cual, son más propensas a comer en exceso diariamente y por ende a aumentar de peso.

Las horas de sueño son las que mantienen un equilibrio saludable de la hormona que nos hace sentir hambre (la grelina) y de la que nos hace sentir llenos (la leptina).

De tal modo que cuando no se duerme la cantidad de horas suficientes y de forma continua, el equilibrio se pierde y la concentración de grelina aumenta y la de leptina disminuye. Esta desregulación hormonal genera que se tenga más hambre, a diferencia de cuando uno ha descansado bien.

Asimismo, el sueño influye en la forma en que el organismo reacciona sobre la insulina (la hormona que controla la cantidad de glucosa en la sangre), la falta de horas de sueño o un sueño de mala calidad, provoca una concentración de azúcar en la sangre más alta que la normal, con lo cual puede aumentar el riesgo de sufrir diabetes o empeorar su evolución.

Por otro lado, la falta de sueño provoca una pérdida de energía real, haciendo que te sientas incapaz de hacer frente a muchas actividades del día siguiente. Esto tiene el potencial de crear un círculo vicioso de deterioro de la salud. Las personas que han dormido mal tienen menor probabilidad de ser físicamente activas, lo que deriva en un menor gasto de energía.

SUGERENCIAS:

Evitar el consumo de bebidas estimulantes. Bebidas con cafeína, bebidas alcohólicas, etc.,  por lo menos desde seis horas antes de dormir.

Generar un clima propicio. Una temperatura adecuada, la mayor oscuridad posible y evitar ruidos que interrumpan el descanso.

Mejorar hábitos alimentarios. Llevar a cabo un plan de alimentación saludable diario y  realizar una cena liviana, ya que no es aconsejable irse a dormir con el estómago lleno, tampoco con el estómago vacío. Se recomienda una comida equilibrada, liviana y sana por lo menos un par de horas antes de acostarte.

Incorporar el ejercicio a la rutina. Realizar ejercicio favorece el ciclo del sueño.

Respetar la rutina del sueño. Tratar de acostarse y levantarse a la misma hora siempre que sea posible.

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